ATARDECE EN TORRE MORI. Japón 3.
Tal vez el sentimiento de que el hombre domina el mundo sea más real en el piso 52 de la Torre Mori, en Rappongi, viviendo el atardecer, virando el cielo de azul gris a rojizo, anaranjado por momentos, y sentirte suspendido sobre un espacio de altas torres de la ciudad de Tokio, salpicado de manchas verdes de innumerables jardines, y seguir el balanceo de sucesivas olas de luces rojas que intermitentes ya ondean paseando por doquier en los altos edificios y sentirte flotar en un mar artificial de neón con el que el sentimiento de que el mundo está a tus pies parece más visible. Aún a esta distancia puedo apreciar el fluir constante de los coches, ríos de asfalto de este mundo tan habitualmente frecuentado que parece nunca va a perecer.
Decido virar al cielo la mirada y darme cuenta que aún habito en Gaia y bajar al microcosmos de un jardín, respirar la paz en verde y el agua que discurre natural y volver a reconciliarme con mi ser y sentirme tierra más que nunca.
Tal vez el sentimiento de que el hombre domina el mundo sea más real en el piso 52 de la Torre Mori, en Rappongi, viviendo el atardecer, virando el cielo de azul gris a rojizo, anaranjado por momentos, y sentirte suspendido sobre un espacio de altas torres de la ciudad de Tokio, salpicado de manchas verdes de innumerables jardines, y seguir el balanceo de sucesivas olas de luces rojas que intermitentes ya ondean paseando por doquier en los altos edificios y sentirte flotar en un mar artificial de neón con el que el sentimiento de que el mundo está a tus pies parece más visible. Aún a esta distancia puedo apreciar el fluir constante de los coches, ríos de asfalto de este mundo tan habitualmente frecuentado que parece nunca va a perecer.
Decido virar al cielo la mirada y darme cuenta que aún habito en Gaia y bajar al microcosmos de un jardín, respirar la paz en verde y el agua que discurre natural y volver a reconciliarme con mi ser y sentirme tierra más que nunca.
7 comentarios:
Y yo... pregunto: ¿pudiste tocar las estrellas?
Grandioso!!!! Japón y tu post...
Un saludo...
Qué maravilla, Gaia.. jamás percibí el mundo desde un piso 52. Debe ser magnífico.
Hermoso, Gaia, por mucho que el hombre la cuadricule de asfalto y acero, la tierra sigue viva y mientras así sea siempre sera Gaia. Un beso sostenido y sostenible,
V.
Bueno tenéis que perdonar que me pongo muy pesada con japón, pero es que aún habitan los jardines, los silencios, las trasportes y las mil imágenes en mi mente.
ay, Tomás... eso de tocar las estrellas no se consigue fácilmente aunque sea en Japón. Ya ves que después de tanta altura me refugio en un jardin, es más habitable, de veras.
gracias , zapatos.
Bueno pues arcángel si lo has leído antes... mi percepción es que es engañosa la imagen de poder desde tanta altura, es mucho más real la vida a flor de piel, la vida en verde musgo, la vida en el arrullo de las olas del mar.
gracias por tu beso sostenido y sostenible, estoy en ello, la vida vibra fuera del asfalto y el cristal.
Besos, sonrisas y abrazos para todos. Muchas gracias por leer.
¡¡jo!! Gaia, me apasionan tus viajes, los vivo y siento en mi piel lo mismo a traves de tus sensaciones y tus horrores. Yo te ayudo a pedir Paz. Me alegra saber que ya estás por las ondas ciber. Un besito
loli, que ya sabes que a mi me pasa lo mismo con los tuyos. ya veo que la estancia en salamanca sigue siendo fructífera, estoy deseando leer tus poemas. Besinos.
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