Recogí la imagen de este cuadro en el Museo Kiasma, en Helsinki, en la primavera del año pasado. Al escribir este poema, retrato robot de algunos personajes con los que me cruzo en la vida, ronda esta imagen por mi mente y vuelvo a revivir la soledad que trasmite este paseante en su oscuridad.
IMPOSIBLE COMPAÑÍA
La escasa luz apenas te distingue,
ruidosa barra te sostiene,
eliges la forzada compostura,
te escondes tras una mirada fría,
vives solamente acompañado
de estridentes músicas
que nunca fueron tuyas,
ligero balanceo en las manos
de una copa intermitente
que vacías en los labios.
Tú no hablas, sólo observas,
imposible compañía te rodea,
pasa el tiempo, pasan días,
hoy tampoco te has atrevido
a decir nada, y eso que hace días
la ansías desde lejos y esta noche
acaba a su hora como siempre.
Has cumplido el rito de la búsqueda,
espectador de muchas soledades
manifiestas hoy, sin quererlo,
que algunas vidas pasan insensibles,
que ya nada es como antes,
vives solamente acompañado,
barra, copas, música, silencio,
huecas soledades que anidan en tu alma.