Pasa la maravillosa luna llena de enero.
Pasa el combate con los virus de la gripe, sube la intensidad económica en los medios de comunicación, suspira la bolsa, hoy bajo, ahora subo, gastamos poco en las rebajas, Davos desde su foro anual de reunión de ricos también habla, la Iglesia con su papa negro recién nombrado de marcados matices de sabor oriental (parece que el poder del mundo se desplazará en décadas próximas hacia el lejano oriente) también habla, la comisión europea que nos pone deberes más cercanos sobre reducción de CO2 y las energías limpias, muchos hablan mucho últimamente y… esta luna de enero vomita palabras suspendidas.
Mirabas expectante
El paso de la vida
Sin descanso en tu cristal
Removimos telarañas en tu esfera
Viviste espumas de frescura
Volamos en mis alas
Y ascendiste nubes de poeta
Trampolín para otros lares
Y ahora saltas lejos
Brillando en lontananza
En tránsito de vida
Y aún atisbo un guiño
De la luna que aún te falta
Chispa de pasión descolocada
Del néctar que libabas cada día.
La fotografía de la Ría de Villaviciosa al atardecer sirva de marco sereno de estos vómitos.
Mirabas expectante
El paso de la vida
Sin descanso en tu cristal
Removimos telarañas en tu esfera
Viviste espumas de frescura
Volamos en mis alas
Y ascendiste nubes de poeta
Trampolín para otros lares
Y ahora saltas lejos
Brillando en lontananza
En tránsito de vida
Y aún atisbo un guiño
De la luna que aún te falta
Chispa de pasión descolocada
Del néctar que libabas cada día.
La fotografía de la Ría de Villaviciosa al atardecer sirva de marco sereno de estos vómitos.