martes, abril 28, 2009



Estas lluvias de primavera, esta vuelta del revés en la dorada primavera y un paseo entre luces y nieblas provoca estos versos de lucha y añoranza.


CUANDO AMENAZA LA LLUVIA

I

Solo en la oscuridad,
asciende tu mirada,
te mueves al compás
con leves impulsos de otro tiempo,
caes y te levantas,
huyes y aumenta la presión,
la alienación te invade,
no encuentras salida,
no hay salida,
el ruido te traga.

II

A punto de explotar
ardiendo en negro
encapotada el alma
asomando al cielo
desde la distancia
desde el pozo, hundida,
lucho sumida, sola.


III

Noche encuéntralo y acúnalo.
Tú, luna, abrígalo y protégelo,
ilumina sus días oscuros,
que no se apague su llama.
La fotografía está tomada transitando una tarde por tierras leonesas con amenaza de lluvia.

jueves, abril 23, 2009



Feliz día del libro y ... feliz vida, que también la vida es un buen libro.

"... Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Más ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, Ítaca no te engañó.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas".

Kavafis.


viernes, abril 17, 2009


Anochecía en Madrid cuando paseaba bajo la luna. Torre, luna y un cielo casi dorado... y yo escribía.


Oir tu voz
altera mi ritmo,
tenerte un rato
desata universos,
compartir la luna
libera océanos,
tu boca la cálida caverna
para deshacer humedades
e implorar infinitos,
navegar esta isla de placer
y el último rojo que no quiero
que se acueste
es un continuo
en ti y en mi.
Tú, siempre.
Necesito de tu paz
y de tu abrigo.

viernes, abril 10, 2009


Tres horas con Francis Bacon en el Prado y una con Julio González en el Reina Sofía

Gozar durante tres horas de la pintura de Francis Bacon en el Prado me descubrió hermosos cuadros de gran formato. Creo que Bacon deseaba hacernos vivir el concepto más carnal de la contemplación de nuestras vidas, sus plásticas deformaciones en las imágenes sacando a la luz las flaquezas del cuerpo humano, el hombre animal, el hombre lobo para el hombre, la angustia de quién vive ahogado en su propio entorno y sus pasiones, las luchas, sentimientos y tensiones entre su interior y el mundo que le acordona y amordaza.

Buen ejemplo son las obras a partir del retrato de Velázquez al papa Inocencio X y su serie de hombres azules en los que demuestra su capacidad para hacernos revivir las soledades y los sentimientos interiores en forma de grito, el gran grito de explosión interior en el que nos apoyamos no pocas veces en nuestra vida. La imagen humana cercada por su propio contexto, atrapada en la propia red, el hexágono de realidad, las bocas abiertas, sus músculos deshaciéndose más o menos descarnados y los dientes en bocas abiertas y a flor de piel refuerzan aún mas esa idea.

Me gustaron especialmente dos retratos de pequeño formato, El estudio para retrato según mascarilla de Willian Blake vivo de 1955, por el color rosado de la carne transparente, casi traslúcida, la desnudez manifiesta en sus gestos casi abotargados sobre fondo negro y, muy especialmente, los Tres estudios para un retrato de Georges Dyer de 1963 de los que hice el pequeño boceto del que os muestro la fotografía.

Solamente las tres Crucifixiones de esta exposición a modo de grandes trípticos laicos para mi merecieron esta vista al Prado.

No sabía de la influencia de la literatura en la obra de Bacon, especialmente el poeta T.S. Elliot y su obra La tierra baldía que inspira dos grandes válvulas de explosión sensual, un gran Tríptico y el Tríptico inspirado en el poema Sweeney Agonistes de 1967.


“Nacimiento, copulación y muerte y a ello se desciende cuando se trata de la esencia de la vida”, nos dice Bacón y continúa “Se es consciente de que todo tiene nueve décimas partes que no son esenciales”.

Soy consciente que ya he superado la décima parte de lo que quería contaros, y añado que la exposición también se muestran algunas fotografías e imágenes de las que tomaba Bacon su inspiración y a las que utilizaba como modelos para sus obras.

En el Reina Sofía las esculturas de Julio González, 1876 – 1942, es también una interesante opción. Puesto que el día iba de gritos interiores, cabe destacar la cabeza de Monserrat gritando, escultura que presidía la entrada al pabellón español de la famosa Exposición Universal de 1937 en París.

Las cervezas y tapas en Huertas al atardecer y las risas y sonrisas cómplices y doradas completan casi lujuriosamente el día en Madrid.



La fotografía os decía que está tomada de un apunte que realicé sobre la marcha de Tres estudios para un retrato de Georges Dyer.