martes, marzo 14, 2006















Allá, donde la tierra se acaba,
en el país al oeste de la niebla,
conocí al niño de los ojos grises
que los dioses donaron
un tesoro.

El pequeño pico y frágil pecho rojo,
conoció de la mano de su padre
con la sensible ironía en la sonrisa,
y la ajena luz de otra mirada reflejada.

Conozco a un hombre de ojos grises,
en el país al oeste de las nieblas,
que aún conserva el frágil pecho rojo
de aquel paporrubio en su mirada.



Habitualmente cuelgo fotos realizadas por mí. Ésta foto me la han regalado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que foto más bonita.

Anónimo dijo...

y el poema... tambíén.