miércoles, diciembre 27, 2006




MASAJE GINKGO

Música zen y luz ocre tamizada,
velas blancas y tus manos se deslizan,
suaves, por la carne de mi alma,
como yo me deslizo cual sombra,
suave, por las aceras de Lisboa.

Húmedas piedras postran ante mí
humedades que ayer viví contigo,
implacables perforan hoy mi alma,
mientras brilla tu piel de gata negra,
complacida, feliz, ajena de añoranzas.




Estaba cercano el inicio del invierno, paseaba por una Lisboa lluviosa, sus adoquines reflejaban mi sombra trasladándola a otros momentos vividos. Del Gingko ya os hablé en otra ocasión.

7 comentarios:

El detective amaestrado dijo...

Compartir humedades, eso sí que es compartir

Zebedeo dijo...

Preciosa foto parece como si la calle se hubiera convertido en una serpiente brillante.

Feliz 2007 (y disfruta de lo que queda de 2006)

Anónimo dijo...

Sabias palabras envueltas con el brillo de Lisboa.
Un abrazo y feliz 2007!

gaia56 dijo...

efectivamente detective, compartir humedades.

zebedeo, así estaban la aceras, los brillantes adoquines de Lisboa lucidos con la lluvia, serpenteando arriba y abajo por toda la ciudad.

ártemis aquel día brillaba Lisboa de sobremanera, el frío, el agua la hacían desagradable a ratos para pasear... pero el brillo era pura atracción.

Tomás, ¿cómo cuanto de embrujo lisboeta? en un pis pas está servido.

A todos feliz 2007, sonrisas, besos y abrazos.

Paula dijo...

Lisboa, una ciudad donde sueño volver...

gracias por compartir

un abrazo, y feliz 2007

gaia56 dijo...

querida paula, Lisboa es una ciudad que siempre te espera y tiene tantas esquinas para perderse que siempre encontrarás aquella que tu corazón quiera disfrutar.

besos y gracias por pasar.

Landahlauts dijo...

Hay ciudades que, sin saber muy bien el motivo, te enamoran desde que las pisas por primera vez. Incluso, hay algunas que, sin pisarlas, enamoran.
Muy bello tu poema.