
ERES
Amable y dulce soplo,
vida real y pícara,
cómplice en sonrisas,
la paz con la que sueño,
el bosque en que me pierdo,
el camino que recorro
de tu mano ilusionada,
sin atajos, sin mentiras,
la tregua que visito,
un oasis entre dunas,
alimento de ilusiones
espumas y el regalo
que invento cada día.
Sería
bueno que vinieras.
La Playa del Silencio en Asturias que os muestro es el dulce refugio que de vez en cuando disfruto.