sábado, mayo 06, 2006




Paseo tu silencio acompañado
por cantos de grillos y gaviotas
y el mar frotando alas
al negro acantilado.


Aquel mirlo nos saluda,
nos vuelve al silencio
de mis pasos y los tuyos.

Camino la verde alfombra
salteada con multicolores flores,
botones, gamonedos, aquilejias,
que elevan su mirada

hacia los brotes
de este mar que suena
agitando espumas cantarinas,
alimentando sirenas
escondidas en su seno.

La línea azul unida al horizonte,
me aleja más allá,
donde aún no sé
si estuve todavía.

Aquel mirlo nos despide
y nos vuelve al silencio
de mis pasos y los tuyos.



La fotografía, en negativo, corresponde a un acantilado de la Playa del Silencio... Ayer una amiga me regaló el camino que conduce a esta playa.
Hay que probarlo, este rincón os espera siempre.

3 comentarios:

ana martinez dijo...

Vamos, volvemos, recordamos dónde estuvimos, imaginamos dónde estaremos; pero el camino donde posamos los pies cada día, ese camino es nuestro carpe diem, el que hemos de patear sin descanso para ir, volver, recordar, imaginar...

Me gusta mucho el poema.

Mariadolcas dijo...

Me suena muy bien este poema y sobre todo me gusta "esa linea azul unida al horizonte, me aleja más allá, donde aún no sé si estuve todavía".
Y esa playa del Silencio que me espera.... claro que tengo que probar ese rincón.....
Gracias por el consejo

Anónimo dijo...

Qué privilegio esa gran sensibilidad para el disfrute de lo pequeño, de lo cercano. Y qué privilegio saber contarlo y poder transmitir esos sentimientos.
Marina.