Aún sigo impresionada, estoy de duelo.
Hace dos días atravesé Portugal viajando hacia el norte, un otoño inesperado me acompañó en el camino, ante mis ojos copas amarillentas, ocres, a punto de caída de sus hojas, alternando con los frescos verdes adecuados en esta todavía temporada de verano.
No era otoño adelantado, sino muerte inesperada, viajé ajustando la mirada a las heridas de los bosques, escuchando los quejidos de árboles muertos que no dejaron de llamarme, viajé abrazada a la desolación que iba en aumento, caminé una mañana de autopista aspirando la destrucción de muchas vidas, la desaparición de muchos bosques.
Cambié de país, llegué a Galicia, asomaban restos humeantes de días anteriores, aunque una esperanza de una lluvia al mediodía comenzaba a bañar el horizonte…
Se queja Gaia… protesta, sufre los excesos, la inconsciencia de nuestra especie... llora tantas vidas que se han perdido en estos días…
1 comentario:
QUE DURA IMAGEN LA DE LOS ARBOLES MUERTOS... TRAGICA Y DESOLADORA... LO MAS TRISTE ES QUE NO PARECE QUE VAYA A MEJOR...
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